Desde los orígenes hasta 1900
El asunto de las piezas heredadas del viejo convento, da pie para hablar de otra de las dependencias, menos conocidas en sus orígenes: el Museo Arqueológico, Artístico e Histórico que toma cuerpo dentro de las paredes del ex-convento y se desarrolla plenamente en el nuevo edificio inaugurado en 1900.
Hubo dos intentos conocidos sobre la puesta en marcha de este tipo de establecimientos: el primero en 1846, cuando el Gobernador Civil de la Provincia llega a comunicar a la Comisión Provincial la cesión de los locales contiguos al Seminario Conciliar a fin de destinarlos para Museo y Biblioteca Provincial; el segundo en 1849, en que es la propia Comisión la que incluye en sus presupuestos una partida para establecer el Museo Provincial en la Iglesia de San Bartolomé. Sin embargo, ninguno de ellos se lleva a término. Ya hemos hablado de cómo la Biblioteca Particular del Instituto tiene agregada la Biblioteca Provincial desde 1850 hasta 1896. Al menos sabemos de 3 lienzos del Cardenal de Aguirre que, a pesar de lo dicho anteriormente, provenían del Monasterio de San Millán; aunque no debían de ser las únicas pinturas que guardaría el Instituto. El curso 1864/65 el director del establecimiento, Miguel Avellana, hace referencia a un Museo de Pinturas. Dice que no habla de un museo que realmente exista sino de una docena de cuadros de escaso mérito en su mayor parte y sumamente estropeados que se hallan esparcidos sin cuidado ni responsabilidad posible dentro y fuera del establecimiento. Pero dice que entre todos ellos destaca uno muy notable que toda la población conoce y otros cuantos más, que podrían muy bien ser el núcleo de un futuro museo, que sería el único de la provincia. Y espera que entre las obras anunciadas en el edificio que ocupa el Instituto, se pueda proporcionar un salón para la instalación del citado Museo. En años sucesivos se incorporaron otras piezas de diferentes lugares de la provincia. Del Convento de los Franciscanos de Nalda, se conocen los gastos de acarreo y desempotramiento de 32 cuadros diferentes que se encuentran en mal estado y del Monasterio de la Estrella, tenemos noticia de cómo se recogieron y trasladaron en un vagón hasta Logroño 10 esculturas y 7 pinturas en tabla. Por otra parte se sabe que Miguel Avellana inició una colección de monedas antiguas cuyo posterior aumento se debió sobre todo a la generosa colaboración de distintos donantes. Seguramente la colección donada por Maximiniano Hijón, el curso 1880/81, fue la más extensa: 194 monedas en total, de las que 39 eran de plata, 144 de cobre y las 11 restantes mezclas con menos valor, que se entregaban debidamente catalogadas por Mariano Bejón; desgraciadamente no se ha podido localizar dicho catálogo. De estas colecciones da cuenta Mariano Loscertales en su Memoria de la Biblioteca y en ella cita que tienen también dos lápidas romanas provenientes de Varea y Murillo de Río Leza. No queda claro que se llevase a cabo la obra de adecuación del citado Salón para Museo, en las dependencias del ex-convento. Se sabe que en 1890, finalizadas las obras de adaptación para Museo Arqueológico en los locales de la Beneficencia (que dicen costaron 636 pesetas), se hace acta de entrega de diversos objetos que se guardan en las dependencias del Colegio de internos. Firman la entrega Alejandro Baudor y Maximiniano Hijón. Hay detalle de la entrega: cuatro piezas de marfil, 2 estatuas de madera, 24 cuadros en lienzo y 2 tablas. El director del Instituto D. Ildefonso Zubía manifiesta que se abstiene de hacer entrega del cuadro de San Francisco que está en su despacho y los seis cobres ya citados, que se encuentran entonces en el Salón de Actos, alegando que estas piezas están en los inventarios del Centro y no es quien para desafectarlas del mismo. Aunque pueda parecer que la labor museística del Instituto pudo acabar con esas trasferencias, tenemos que referirnos a una Real Orden de 28 de octubre de 1894 en la que se dispone que los Institutos fuesen formando un Museo para facilitar el estudio de la Historia, la Arqueología y el Arte. Coincidiendo con esta disposición, comenzó el derribo del sólido y hermoso templo de Valcuerna, llevándolo a cabo la Comandancia de Ingenieros bajo la dirección de su ilustrísimo jefe Antonio Ortiz el cual, conociendo el valor artístico e histórico de algunos objetos de piedra que aparecían en los muros del templo citado, y dando al Instituto muestra de señalada distinción, los ofreció en atenta comunicación al señor director del establecimiento. El Ayuntamiento de Logroño hizo también al Instituto el regalo de diversas piezas que guardaba en la iglesia del ex-convento y todavía en 1895, justo cuando se está realizando el derribo del viejo convento, constan unos traslados de distintas piezas a la "habitación que ha de ser Museo Histórico"; no sabríamos decir si se refiere a los nuevos locales de Barriocepo, a los de la Beneficencia o a los del Asilo. En todo caso queda constancia así, de la formación del citado Museo que, sin embargo, ha de esperar a la construcción del nuevo edificio para tener un lugar señalado entre sus nuevas dependencias. | |
Fuente: D. Fernando Ramón Blanco Martín
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